Pregunta
¿Quién fue Coré en la Biblia?
Respuesta
La Biblia nos presenta a cuatro personas llamadas Coré, pero sólo una mereció un puesto en la infamia. El primero es Coré, hijo de Esaú y Aholibama (Génesis 36:5, 14, 18; 1 Crónicas 1:35); el segundo es Coré, hijo de Elifaz y nieto de Esaú y Ada (Génesis 36:16); el tercero es Coré, hijo de Hebrón y descendiente de Caleb (1 Crónicas 2:43); y, por último, Coré, hijo de Izhar, un levita cuya flagrante rebelión contra ²Ñ´Ç¾±²õé²õ y ´¡²¹°ùó²Ô provocó su propia muerte, asà como la de todos los que estaban a su lado (Números 16:1-40).
Este cuarto Coré, contemporáneo de ²Ñ´Ç¾±²õé²õ, es más conocido como el hombre al que se tragó vivo la tierra junto con su familia y todos sus compañeros después de que se rebelaran contra la autoridad de ²Ñ´Ç¾±²õé²õ y ´¡²¹°ùó²Ô en el desierto. La historia de Coré ilustra una verdad vital sobre la gravedad del pecado y la rebelión contra los lÃderes escogidos por Dios.
Los años de peregrinación por el desierto estuvieron plagados de episodios de murmuración, queja y rebelión por parte del pueblo israelita. Números 16 entreteje las historias de dos de estos levantamientos contra ²Ñ´Ç¾±²õé²õ y ´¡²¹°ùó²Ô. La figura principal de las revueltas es un levita subordinado llamado Coré. A él se unen Datán y Abiram, dos hebreos de la tribu de Rubén, asà como 250 de los principales lÃderes de Israel.
Coré era nieto de Coat. Como coatita, Coré era uno de los responsables de transportar los objetos del tabernáculo, incluido el arca del pacto, de un lugar a otro (Números 3:27-32). Los coatitas reportaban al hijo de ´¡²¹°ùó²Ô, Eleazar, quien supervisaba los artÃculos del tabernáculo. Sin embargo, Coré no estaba satisfecho con el servicio que le habÃan asignado. QuerÃa ser sacerdote. Celoso y resentido por su posición inferior, cuestionó la pretensión de ´¡²¹°ùó²Ô y sus hijos de ser los únicos mediadores ordenados por Dios para el pueblo. Coré argumentó que toda la comunidad tenÃa el mismo derecho al sacerdocio. Su juego de poder no sólo desafiaba a ²Ñ´Ç¾±²õé²õ y ´¡²¹°ùó²Ô, sino a Dios mismo, afrentando la autoridad divina del Señor para ungir a quien Él eligiera.
El grupo que dirigÃa Coré se acercó a ²Ñ´Ç¾±²õé²õ y le dijo: "¡Basta ya de ustedes! Porque toda la congregación, todos ellos son santos, y el Señor está en medio de ellos. ¿Por qué, entonces, ustedes se levantan por encima de la asamblea del Señor?" (Números 16:3, NBLA). Cuando ²Ñ´Ç¾±²õé²õ oyó la oposición de Coré, cayó de rodillas y dijo: "Mañana temprano el Señor mostrará quién es de Él, y quién es santo, y lo acercará a Él" (versÃculo 5, NBLA). ²Ñ´Ç¾±²õé²õ desafió a Coré a una prueba, convocándolo a él y a sus seguidores al santuario a la mañana siguiente para ofrecer incienso ante el Señor: "el hombre a quien el Señor escoja será el que es santo. ¡Basta ya de ustedes, hijos de LevÃ!". (versÃculo 7, NBLA). Los rebeldes habÃan acusado a ²Ñ´Ç¾±²õé²õ y ´¡²¹°ùó²Ô de ir demasiado lejos con su afirmación de autoridad, asà que ²Ñ´Ç¾±²õé²õ contraatacó diciendo que Coré y los levitas habÃan ido demasiado lejos en su rebelión.
En aquel momento, ²Ñ´Ç¾±²õé²õ también reprendió a Coré por su ingratitud y su ansia de poder: "¿No les es suficiente que el Dios de Israel los haya separado del resto de la congregación de Israel, para acercarlos a Él, a fin de cumplir el ministerio del tabernáculo del Señor, y para estar ante la congregación para ministrarles, y que se te ha acercado a ti, Coré, y a todos tus hermanos, hijos de LevÃ, contigo? ¿Y pretenden también el sacerdocio?" (Números 16:9-10, NBLA). Y recordó a Coré que su rebelión no era contra ²Ñ´Ç¾±²õé²õ y ´¡²¹°ùó²Ô, diciendo: "Por tanto, tú y toda tu compañÃa se han juntado contra el Señor" (versÃculo 11, NBLA).
A la mañana siguiente, llegó el momento de la verdad. Coré y sus seguidores se reunieron con ²Ñ´Ç¾±²õé²õ y ´¡²¹°ùó²Ô a la entrada del tabernáculo, y la gloria del Señor apareció ante todo el pueblo. Cada uno de los 250 lÃderes israelitas tenÃa un incensario, y pusieron en ellos carbón e incienso para ofrecer ante el Señor (Números 16:18). Dios habló, diciendo a ²Ñ´Ç¾±²õé²õ que destruirÃa a toda la congregación (versÃculo 20), pero ²Ñ´Ç¾±²õé²õ y ´¡²¹°ùó²Ô intercedieron, evitando la destrucción de todo el campamento (versÃculo 22).
Dios ordenó entonces que el resto de la asamblea se alejara de Coré, Datán y Abiram, y de sus tiendas. ²Ñ´Ç¾±²õé²õ pronunció una maldición sobre los rebeldes, e inmediatamente "abrió la tierra su boca, y los tragó a ellos, a sus casas, a todos los hombres de Coré, y a todos sus bienes. Y ellos, con todo lo que tenÃan, descendieron vivos al Seol, y los cubrió la tierra, y perecieron de en medio de la congregación" (Números 16:31-33).
Entonces salió fuego del Señor y consumió a los 250 lÃderes que habÃan ofrecido incienso ante el Señor (versÃculo 35).
Lamentablemente, el severo juicio de Dios sobre Coré y sus cómplices no acalló las quejas del pueblo. Como los israelitas seguÃan oponiéndose a ²Ñ´Ç¾±²õé²õ, una vez más el Señor amenazó con destruir a toda la nación. Pero como antes, la fiel intercesión de ²Ñ´Ç¾±²õé²õ y ´¡²¹°ùó²Ô volvió a salvar al pueblo, aunque más de catorce mil israelitas murieron a causa de una plaga. De esta manera, la rebelión de Coré fue definitivamente anulada (Números 16:41-50).
La trágica historia de Coré tiene dos epÃlogos. En el Nuevo Testamento, el destino de Coré se utiliza como advertencia a los falsos maestros que acosan a la Iglesia: "¡Ay de ellos! . . . perecieron en la contradicción de Coré" (Judas 1:11). En una nota más feliz, los descendientes de Coré encontraron favor a los ojos de Dios. Siete generaciones después de la muerte de Coré, el profeta Samuel surgió del linaje de Coré (1 Crónicas 6:31-38 y 1 Samuel 1:1, 20). Más tarde, los coreÃtas se convirtieron en porteros y custodios del tabernáculo (1 Crónicas 9:19-21; 1 Crónicas 2.) Un grupo de coreÃtas (1 Crónicas 12:6) se unió al rey David en varias hazañas militares y se ganó la reputación de ser expertos guerreros. Y, durante la época del rey David, los hijos de Coré se convirtieron en los lÃderes de la música coral y orquestal en el tabernáculo. Entre los salmos bÃblicos, once se atribuyen a los hijos de Coré: Salmos 42, 44-49, 84-85 y 87-88.
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