Una vez que hemos dado ese paso de salvación, somos declarados justos (Romanos 5:1). Pero, ¿cómo es ser realmente justo—vivir una vida santa? En 1 Tesalonicenses 4:3-8, Pablo enfatiza la pureza sexual como parte de una vida santa: "Porque esta es la voluntad de Dios: su santificación; es decir, que se abstengan de inmoralidad sexual; que cada uno de ustedes sepa cómo poseer su propio vaso en santificación y honor, no en pasión degradante, como los gentiles que no conocen a Dios" (versÃculos 3-5, NBLA).
Más allá de evitar la inmoralidad sexual y mantener el sexo dentro del diseño de Dios para el matrimonio, podemos vivir una vida santa, siendo obedientes a Dios en todas las áreas de la vida (1 Pedro 1:14-16). Conocer y obedecer la Palabra de Dios es la clave (Juan 17:17). Esconder la Palabra de Dios en nuestros corazones nos mantiene alejados del pecado (Salmo 119:11). Cuando vivimos en obediencia a Dios, nos mantenemos alejados del mal. Estamos ofreciendo nuestros cuerpos como "sacrificios vivos" a Dios (Romanos 12:1-2). El propósito de vivir una vida santa es glorificar a Dios y mostrar Su naturaleza a quienes nos rodean (Mateo 5:16). Vivir una vida santa de obediencia a Dios es vivir en verdadera libertad de la esclavitud del pecado (Romanos 6:6).