Es interesante cómo intentamos justificar nuestras acciones, incluso sabiendo que no cumplen la voluntad de Dios ni las leyes establecidas. En cuanto a exceder el lÃmite de velocidad permitido, normalmente nos decimos a nosotros mismos que no es tan malo como los llamados pecados "más graves" como mentir, adulterar o matar. Pero Salomón, el hombre más sabio que jamás ha existido, lo dijo de esta manera: "El hacer maldad es como una diversión al insensato; Mas la sabidurÃa recrea al hombre de entendimiento" (Proverbios 10:23).
Aunque algunos no les va a importar romper la ley, sabemos con seguridad que algunos serán rápidos en señalar nuestra hipocresÃa. Como seguidores de Cristo, necesitamos considerar cuidadosamente nuestra forma de vida en todas las cosas ante el Señor, y esto incluye nuestra manera de conducción. Fueron los profetas del antiguo tiempo quienes declararon, "¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo! ¡Ay de los sabios en sus propios ojos, y de los que son prudentes delante de sà mismos!" (IsaÃas 5:20-21). MalaquÃas nos relata el enfado de Dios con Israel cuando ellos, sin darse cuenta de su pecado, le dijeron a Él: "Todo el que hace mal es bueno a los ojos del Señor, y en ellos Él se complace" (MalaquÃas 2:17). Que no sigamos el ejemplo de los antepasados que cansaron a Dios con sus excusas y justificaciones absurdas de sus malas acciones.