En los idiomas originales de la Biblia, poner en mayúscula los pronombres que se refieren a Dios no era un problema. En hebreo, no existÃan las mayúsculas y las minúsculas. Simplemente, habÃa un alfabeto, sin letras mayúsculas. En griego, habÃa letras mayúsculas y minúsculas. Sin embargo, en todas las copias más antiguas del Nuevo Testamento griego, el texto está escrito en todas las letras mayúsculas. Cuando Dios inspiró a los autores humanos de las Escrituras para escribir Su Palabra, no los guió para prestar atención especial a los pronombres que se refieren a Él. Con eso en mente, se deduce que Dios no se ofende si no ponemos en mayúscula los pronombres que se refieren a Él.