A veces, los escritores bÃblicos utilizaban la imagen de Rahab, un monstruo del caos, como representación despectiva de Egipto, como ocurre en IsaÃas 51:9 (NBLA):
"Despierta, despierta, vÃstete de poder, oh brazo del Señor.
Despierta como en los dÃas de antaño, en las generaciones pasadas.
El profeta Ezequiel pronunció un oráculo contra Egipto, aquel antiguo enemigo del Señor que habÃa esclavizado al pueblo de Dios. En Ezequiel no se nombra a Rahab, pero se dirige al faraón, rey de Egipto, como tú "monstruo enorme que acechas en las corrientes del Nilo" (Ezequiel 29:3, NTV).
En otros pasajes de la Biblia, Rahab puede representar algo distinto de Egipto. Las Escrituras describen a Dios como el arquitecto todopoderoso del mundo, en pleno control de los elementos. En el libro que lleva su nombre, Job subraya la debilidad de los humanos en comparación con la omnipotente invencibilidad de Dios. Uno de los ejemplos que da Job del poder de Dios es su control del mar:
"Al mar agitó con Su poder,
Y al monstruo Rahab quebrantó con Su entendimiento.
Con Su soplo se limpian los cielos;
Su mano ha traspasado la serpiente huidiza" (Job 26:12-13, NBLA).
El Salmo 89:9-10 utiliza imágenes similares a las de Job para mostrar el dominio de Dios sobre las fuerzas de la naturaleza y del mal:
"Tú dominas la soberbia del mar;
Cuando sus olas se levantan, Tú las calmas.
Tú aplastaste a Egipto como a uno herido de muerte;
Esparciste a Tus enemigos con Tu brazo poderoso" (NBLA).
Curiosamente, el nombre hebreo Rahab significa "orgullo, arrogancia". La Biblia revela que Dios se opone a los orgullosos y los abate (2 Samuel 22:28; JeremÃas 50:31; IsaÃas 2:11-12; Proverbios 15:25; 16:18; Santiago 4:6; 1 Pedro 5:5). Esto es cierto para el orgullo del mar, el orgullo del antiguo Egipto y el orgullo de los humanos pecadores.