Frente a los anuncios, las banderas, las declaraciones y eventos públicos que aprueban el "Orgullo", los cristianos que creen en la Biblia a menudo sienten que necesitan hacer o decir algo para contrarrestar la oleada de exageraciones que dura todo el mes. Las Escrituras denuncian muchas acciones y actitudes que se promueven durante el Mes del Orgullo como pecados graves (1 Corintios 6:9-11). La Palabra nos llama a ser claros acerca de la verdad (Proverbios 12:17). Y, sin embargo, la misma Biblia fomenta la discreción, el sentido común y la cautela (Proverbios 18:6; Mateo 10:16). Es muy fácil caer en discusiones infructuosas y en una sensación de frustración (Proverbios 29:9). Lo que decimos y hacemos deberÃa ser guiado por la reflexión y no por la inestabilidad (Proverbios 15:1).
En última instancia, los cristianos están llamados a ser testigos del Camino, la Verdad y la Vida (Juan 14:6; Hechos 1:8). Nuestra obligación es ofrecer la verdad a aquellos que están interesados ​​(Mateo 28:19). No podemos conformar a los no creyentes a las expectativas bÃblicas (1 Corintios 2:14). La cultura occidental ha aceptado durante mucho tiempo puntos de vista sobre el sexo prematrimonial, el uso de drogas y alcohol, la moralidad y otras ideas que van en contra de una cosmovisión bÃblica. Que un mundo caÃdo siga cayendo aún más no es sorprendente, sino de esperar (Romanos 1:24-31). En lugar de esforzarse para "resistir" o "detener" cosas como el Mes del Orgullo, los cristianos deberÃan recordar lo que significa estar "en" una cultura sin ser "de" esa cultura (Juan 17: 11; 18:36).
La mentalidad detrás del Mes del Orgullo es profundamente inmoral. El pecado es algo de lo que se debe lamentar, no celebrar (Romanos 1:32). El "orgullo" del Mes del Orgullo no tiene nada que ver con una felicidad satisfecha compatible con la piedad (Gálatas 6:4; 2 Corintios 7:4). Presumir arrogantemente de inmoralidad es el tipo de "orgullo" que conduce al juicio de Dios (Proverbios 8:13; 16:8-9; Salmo 10:4).