El pueblo estuvo de acuerdo en que este era un buen plan, y los profetas de Baal fueron los primeros. Los profetas paganos gritaron y bailaron alrededor de su altar desde la mañana hasta el mediodÃa, sin obtener respuesta de Baal. ElÃas empezó a burlarse de ellos, diciendo: "Gritad en alta voz, porque dios es; quizá está meditando, o tiene algún trabajo, o va de camino; tal vez duerme, y hay que despertarle" (1 Reyes 18:27).
ElÃas llamó entonces al pueblo mientras arreglaba el altar del Señor. Utilizó doce piedras y cavó una zanja alrededor del altar. Luego colocó leña sobre el altar y puso encima los trozos cortados del toro. ElÃas hizo entonces que la gente empapara el altar con doce grandes cántaros de agua. El agua empapó el sacrificio y la madera y llenó la zanja (1 Reyes 18:30-35).
Santiago nos enseña que "la oración eficaz del justo puede mucho" (Santiago 5:16), y utiliza la vida de oración de ElÃas como ejemplo: "ElÃas era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto" (Santiago 5:17-18).