Algunos afirman que Jesús era un narcisista, basándose en pasajes como Mateo 10:37-39: "El que ama a padre o madre más que a mÃ, no es digno de mÃ; el que ama a hijo o hija más que a mÃ, no es digno de mÃ; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mÃ, no es digno de mÃ. El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mÃ, la hallará". Si esta afirmación viniera de un mortal con una naturaleza pecaminosa, indicarÃa un ego fuera de control. Pero viniendo del perfecto Hijo del Hombre, Dios encarnado, es perfectamente apropiada.
Además, Dios es perfecto y, por lo tanto, carece de cualquier deficiencia (Mateo 5:48). Sus obras son perfectas (Deuteronomio 32:4; 2 Samuel 22:31), Su conocimiento es perfecto (Job 36:4, 37:16), Sus palabras son perfectas (Salmos 18:30), Sus leyes son perfectas (Salmos 19:7), Su belleza es perfecta (Salmos 50:2; Ezequiel 16:14), Su fidelidad es perfecta (IsaÃas 25:1), Su voluntad es perfecta (Romanos 12:2), y Su amor es perfecto (1 Juan 4:18). No hay imperfección en Él o en ninguno de Sus caminos.